Amigos, no basta con aprender las antiguas enseñanzas del Vedanta solo de forma intelectual. Lo más importante es vivirlas en nuestra vida cotidiana. De nada sirve hablar de no-dualidad mientras nuestra mente sigue dividida por el deseo y el apego.
El vedanta nos dice que la causa raíz de todo sufrimiento es la identificación errónea con cosas impermanentes en lugar de nuestra esencia inmortal. Entonces, debemos vigilar nuestros pensamientos y acciones a lo largo del día para discernir: «¿estoy actuando desde mi yo condicionado o desde mi ser real?».
Al despertar por la mañana, recordemos que nuestra alma trasciende el cuerpo-mente. Al relacionarnos con los demás, tratemos de ver a Brahman en cada ser. Ante problemas o tribulaciones, confiemos en que nada puede afectar nuestro sér real.
En el trabajo, realicémoslo con humildad y sin apego al resultado. En casa, sirvamos a los demás con la misma compasión con que cuidaríamos a un huésped sagrado. Ante elogios y críticas, mantengamos la paz interior sin inflarnos ni entristecernos.
Y en los momentos de ocio, recordemos que el gozo más profundo emana de nuestro interior, no de objetos exteriores. Queridos, estos son pequeños pasos para vivir el vedanta cada día. Y con ello, nos acercamos más a la liberación suprema.